¿Qué Pasa?

“Los padres deben aprender a poner límites a sus hijos”

El psiquiatra infantil Roberto Chaskel fue el conferencista central de la Tertulia de EL HERALDO, que fue moderada por el editor (e) Óscar Montes y a la que también asistió la gerente Elaine Abuchaibe, además del jefe de la oficina de calidad educativa de la secretaría de Educación del Distrito, Edgardo Sánchez, y psicólogas de la Fundación Nuestra Casa, de los colegios Altamira y Parrish y de la Universidad del Norte.

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Los padres deben entrenarse diariamente sobre cómo aprender a manejar a los jóvenes hoy, así lo manifestó el psiquiatra infantil y de adolescencia Roberto Chaskel, durante la Tertulia realizada ayer en EL HERALDO, sobre límites, libertad y afecto en la juventud.

“Es un reto gigantesco, comparado con el reto que tuvieron nuestros padres o nuestros abuelos. Este es un escenario totalmente distinto. Coger un texto de cómo manejar adolescentes de los años 70 y pretender aplicarlo a los adolescentes del 2013, es como coger un libro de historia de la Colonia y pretender que la Presidencia de la República se maneje conforme a ese texto”, expresó.

Para Chaskel el tema de adolescencia ha cambiado dramáticamente de un tiempo para acá y hay varias cosas al respecto que lo hacen tan radicalmente distinto. El primero de ellos es que la adolescencia comienza más temprano. “Si miran su época de adolescencia y la actual van a encontrar que hay un cambio importante, cuando comienza la pubertad entre los 10 y 12 años, comienzan procesos adolescenciales más temprano y los padres comienzan a tener en su casa un lenguaje adolescente en sus casas con chicos que parecerían muy pequeños”.

Otro punto importante -afirmó- es que los procesos educativos no están solamente en manos de los papás y los colegios, hoy la información la manejan los adolescentes con más habilidad a través del internet que cualquiera de los adultos que lo acompañan. Los adolescentes rebasan a sus papás en la capacidad de adquirir información.

Eso -dijo- trae consigo cantidad de nuevos retos que incluyen que los adolescentes tienen información que los padres no tienen. “Están expuestos a momentos de interacción musical, películas, sexo, drogas y una cantidad de información adicional en esos temas que sus papás no conocen”.

Por ello, dijo es importante pensar en la Escuela de Padres, o sea, los padres necesitan ir a la escuela para aprender a manejar a sus hijos, porque los hijos están rebosados en términos de libertad, que los padres tienen dificultad para atajar.

Chaskel afirmó que los adolescentes conocen exactamente el nivel de poder que tienen sus papás, nadie se los tiene que explicar. “Uno de los retos gigantescos en Colombia y en Barranquilla es que tenemos más padres separados, divorciados, -no armónicos- donde la pelea continúa a pesar de que se han separado, cuando los hijos quedan atravesados en una pelea así, obviamente juegan con los dos equipos y a un equipo contra el otro, pero no por malos, sino porque esa es la naturaleza de la humanidad, pero es peligroso, porque siempre se acomodan al árbol que más sombra da”.

Otro problema que hay -agregó- es la dificultad que tienen los padres para ponerle límites a los hijos y corren entre el temor y la cobardía. Hay un franco temor de ponerle límites estrictos al hijo porque hay una cantidad de amenazas en el ambiente.

“La construcción del tema sobre límites, libertad y afecto es muy importante si uno lo mira en términos de un triángulo. ¿Si le pongo mucho límite es una expresión de poco afecto? ¿Si le doy libertad es una expresión de mucho afecto? ¿Será que límites y libertad son contradictorios?”.

Chaskel asegura que es un mito pensar que lo que el adolescente está buscando libertad, el adolescente está buscando que le pongan límites.

Para lograr una buena formación es necesario un acuerdo básico comunitario que incluye a padres y maestros.

Edgardo Sánchez, jefe de la oficina de calidad educativa de la secretaría de Educación del Distrito, manifestó que para la agenda educativa pública este tema no se exploraba, no existía una línea base sólida que permitiera explorar unos canales puntuales de intervención o establecer líneas de trabajo.

“En 2012 se inició un proyecto del Observatorio de Convivencia Escolar y dentro de ese andamiaje uno de los intereses era indagar sobre estos temas de adolescencia, conflicto escolar, el papel que juega la familia, la interrelación con docentes, directivos, entre padres y arrojó unos resultados contundentes con respecto a desintegración familiar y vínculos”.

El ICBF muestra más de 100 caracterizaciones familiares en los que se desarrolla un niño, es decir la mamá con el novio, el tío con la prima, etc., y son reconocidos como esquemas familiares, dijo Sánchez.

“A raíz de este estudio comenzamos a apuntar a las Escuelas de Padres, no en conferencias magistrales, sino en tener claro que la libertad y los límites tienen una relación dialéctica, dependen uno del otro y que esa relación dialéctica está en función de la coherencia, es decir que esos límites que generó como padre de familia van ligado a mi ser, a mi sentir, y a mi pensar”, expresó Sánchez.

Olga Lucía Hoyos, directora del Departamento de Psicología de la universidad del Norte, considera que el reto es cambiar el chip con relación a las Escuelas de Padres, hay que hablar de Escuelas de Familia, ya que la realidad muestra que los padres no son los principales cuidadores de los niños en el día a día.

“Todos hemos experimentado la dificultad que los distintos centros educativos tiene para convocar a esa famosa Escuela de Padres, así que tenemos que ser creativos para pensar en como convocamos una escuela de familia”, dijo.

En la tertulia también participaron Katia de Rosales, María Teresa de Sabbag, María de Therán, María Patricia Serpa, Rossana Berdugo, Daisy Barros, de la Fundación Nuestra Casa; Ana Lucía Sevillano y Angela Buendía, del Colegio Altamira; Alejandra De la Rosa y Josefina Ripoll, del colegio Parrish.

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