¿Qué Pasa?

Masacres generan tensión en Barranquilla y área metropolitana

Hubo reducción de homicidios en enero, pero nueva modalidad de crímenes masivos causan pánico entre la población.

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Guerras entre bandas delincuenciales, reorganización de estructuras criminales, e incluso rasgos de intolerancia social, son algunos de los aspectos que analiza la Policía para hacerle frente a la oleada de homicidios que azota Barranquilla y su Área Metropolitana.

Más allá de los 57 asesinatos en lo que va de 2019 (hasta el 8 de febrero, ocurridos en el Atlántico, incluida la capital, lo que preocupa a la comunidad es el nuevo fenómeno: las masacres, como se denomina en el Derecho Humanitario cuatro homicidios en adelante en un mismo lugar.

En 13 días, entre el 22 de enero y el 4 de febrero, se registraron 30 asesinatos; 14 de ellos derivados de cuatro ataques que estremecieron a la comunidad: el atentado a bala en Bellarena, que dejó dos muertos, entre esos una niña de 4 años; la masacre en El Universal (cinco muertos); los cuatro asesinados a puñal en Las Terrazas, y la balacera en 7 de Abril, que dejó tres muertos.

El promedio diario de asesinatos en esos 13 días trágicos fue de 2.3, poco menos del doble de la media de homicidios de todo 2019 (1.4). Sin duda, cifras que alarmaron a más de uno.

“En la ciudad falta seguridad. Necesitamos agentes persiguiendo ladrones y no carros, que es lo que hace la Policía. Uno está inseguro, porque salimos de casa a trabajar, pero no sabemos si regresaremos”, sostuvo Vicente Ricardo, cerrajero del Centro.

El atentado en Bellarena cobró la vida de Edubel Chico (33 años) y Leodanis Riquet (4), y otras tres personas heridas. Según el coronel Carlos Tique, comandante operativo de la Policía, dicho crimen obedeció a un ajuste de cuentas entre miembros de una misma banda criminal, dado que “dentro la casa en la que ocurrió el hecho” había personas con anotaciones judiciales.

“Que ocurran esos homicidios es grave. La Policía debe estar más pendiente a los ciudadanos. No me siento muy seguro, más que todo, porque anda expuesto a que lo atraquen y nos peguen un tiro por no tener plata”, aseguró Donny Peláez, de oficio mecánico.

El miedo de Peláez se fundamenta en estadísticas como la siguiente: dos de cada tres homicidios en Barranquilla y su Área Metropolitana se dan por arma de fuego, en ocasiones por balas perdidas, lo que deja expuestos incluso a los más inocentes.

Apenas cuatro días después de la tragedia en Bellarena se dio la masacre en El Universal. Sujetos armados ingresaron en una residencia y acabaron con José Ramos (35 años), Carlos Hernández (19), Rafael Vásquez (23), María Hernández (18) y Janinson Torres.

El coronel Engelbert Grijalba, subcomandante de la Policía, señaló que en una inspección inicial en la casa del ataque, uniformados hallaron “trazas de droga y bolsas de empaque de estupefaciente. La casa sería un sitio donde expenden droga”, anotó el oficial sugiriendo un lío de microtráfico.

Respecto a los cuatro acuchillados en Las Terrazas, la Policía señaló que el móvil correspondía a un hurto. Por este hecho hay cinco sospechosos, dos de ellos capturados.

El 4 de febrero sucedió la balacera en 7 de Abril, en el que murieron tres personas, el cual fue, según las autoridades, por temas de repartición de territorios para el microtráfico.

Las víctimas mortales fueron identificadas como Jansel Raúl Fernández Serrano (33 años), Luis Carlos De la Hoz Barrera (30) y Michael Lozano Barranco (34).

La misma noche del 4 de febrero balearon a madre e hija dentro su casa en Los Robles. A las horas del atentado falleció Julieth Gómez Vásquez.

“El homicidio obedece a un crimen en el que estaría involucrado John Builes, alias John Pistola, quien al parecer tenía una relación la occisa”, dijo la Policía. Tanto la mamá de la fallecida, Neyla Vásquez, como el sujeto sindicado, coincidieron en afirmar que no se conocen, que la razón del crimen era un misterio.

AL DÍA intentó obtener una declaración de Josefa Cassiani, secretaria de gobierno de la Alcaldía de Soledad, pero esta no atendió al llamado. En la oficina de prensa se limitaron a decir que la información del caso era de manejo de la Policía.

“De un tiempo para acá me siento insegura, por la cantidad de homicidios y atracos. La Policía que haga control en los barrios, los cuadrantes saben dónde están los bandidos y no los buscan”, dijo Marley Martínez, auxiliar en ventas.

El ministro de Defensa, Guillermo Botero, estuvo en Barranquilla la tarde del jueves para una reunión con empresarios e integrantes de la Fuerza Pública, a fin de evaluar la situación de seguridad en la ciudad y el departamento.

“Los que nos duele muchísimo es que han sido varias personas en un mismo hecho, que además son relacionadas con sujetos que están dedicadas a actividades ilícitas, aunque eso no se justifica”, comentó Botero.

El defensor de derechos humanos Juan David Ortega, analizó en Atlántico en Noticias la ola criminal que sacude a Barranquilla y su Área Metropolitana.

“Hoy enfrentamos una nueva situación de criminalidad asociada, precisamente, a sectores que quieren controlar el microtráfico, tanto en el sur como en la periferia de la ciudad. Pero también asociado a negocios como la extorsión, el boleteo y robo de tierras en la Circunvalar”, agregó.

En el caso de las ventas estupefacientes, el defensor de derechos humanos señaló que se trata de un negocio muy lucrativo que produce entre 40 y 60 millones de pesos diarios, lo que se evidencia en este tipo de hechos para hacerse al control territorial del mismo.