¿Qué Pasa?

¡‘Queremos más dinero, el muerto está en todos los medios’!

Según fuente de la Fiscalía, Alias Jeffry y alias Ganzúa renegociaron el monto económico para asesinar a Luis Cuarto Barrios.

Compartir en:
Por:

Con información de: Camilo Bermúdez

“Un entramado criminal, que sin ningún pudor negocia las armas con las que se cometen los homicidios, dejó al descubierto una serie de interceptaciones telefónicas reveladas por la Fiscalía en desarrollo de las audiencias preliminares que se realizaron el pasado 25 de agosto en el Centro de Servicios Judiciales de Barranquilla para legalizar la captura de Javier Renán Pabón Vásquez, alias Ganzúa, y Jeffrey Jesús Madera Maldonado, alias Jeffry, presuntos responsables del asesinato del líder social de Palmar de Varela Luis Barrios, cometido el 3 de julio a la 1:25 de la tarde en su residencia.

Durante la diligencia judicial, el delegado de la Fiscalía Seccional 11 de Intervención Temprana de Homicidios relató que un informante de la Policía les contó a las autoridades que en una conversación alias Ganzuá o Javiercito le manifestó a los supuestos autores materiales del crimen del líder, Manuel José y David Silvera Manjarrez, que era necesario renegociar el valor que le habían pagado por acabar con la vida de Luis Barrios. “El personaje amerita ese aumento, y además que todo estaba regado en las noticias”, indicó el fiscal en la audiencia, mientras que explicaba que los hermanos en mención son los dueños del microtráfico de estupefacientes en los municipios de Santo Tomás, Ponedera, Polonuevo, Sabanagrande, y Palmar de Varela, donde habían sido denunciados por su víctima.

EL HERALDO tuvo conocimiento de una entrevista remitida por el fiscal del caso al juez de Garantías. “Una ‘fuente no formal’ contó a los investigadores el pasado 10 de julio los pormenores del homicidio de Luis Barrios Machado, la fuente detalló varias circunstancias que luego de varias verificaciones dieron cuenta de la veracidad de lo declarado, detalló cómo se había planeado el crimen, quién o quiénes habían participado, entre los que incluyó como sicarios a Javier Pabón y a Jeffrey Madera, y como autores intelectuales a los hermanos Silvera. Esta fuente nos señaló las motivaciones del hecho de sangre derivadas de la actividad social que el occiso desempeñaba, y señaló los sitios o inmuebles donde se planeó el hecho, los vehículos utilizados, el monto que se pagó, rutas de escape, y sitio de ocultamiento después de cometer el hecho”, argumentó el delegado del ente investigador ante el juez, sobre la declaración dada por una persona, al parecer cercana al entorno criminal de alias Ganzúa, y que quiso permanecer en el anonimato.

Por medio de la fuente no formal los investigadores judiciales obtuvieron el número telefónico de los dos sicarios, y por medio de interceptaciones telefónicas los peritos lograron verificar un hecho declarado por el testigo anónimo: Ese mismo 10 de julio en cercanías a la Olímpica del municipio de Sabanagrande, alias Ganzúa y alias Jeffrey, organizaron un encuentro con los hermanos Silvera con el objetivo de obtener más dinero por el macabro ‘negocio’.

“QUEREMOS OTROS 2 MILLONES DE PESOS”

La Fiscalía pudo demostrar que el encuentro sí se llevó a cabo al poder individualizar a alias Ganzúa y alias Jeffrey, en cámaras cercanas al supermercado. “Ellos pactaron inicialmente $7.500.000, y en el encuentro llevado a cabo con los Silvera en Sabanagrande pidieron 2 millones de pesos más, que al parecer serían utilizados para comprar armas con el objetivo de seguir con la actividad sicarial”, dijo el fiscal en audiencias de imputación de cargos y solicitud de medida de aseguramiento contra los dos delincuentes.

“ESE ES EL QUE MATÓ A MI ESPOSO”

Otra pista fundamental para que la Fiscalía identificara a los asesinos de Barrios Machado es la entrevista a la esposa del líder asesinado. Ella dijo a los investigadores policiales al día siguiente de ocurrido el crimen, que a la 1:25 de la tarde llegó a su puerta un hombre de aproximadamente 45 años, tez clara, ojos verdes, cabellos ‘amonados’ y acento costeño; este se le acercó y preguntó en voz baja: “¿Dónde está Luis?”, ella al parecer por instinto y sospechando de las intenciones del individuo, no contestó; aquel silencio no fue impedimento para el hombre que dio dos zancadas en el pasillo hasta divisar a Barrios Machado. La víctima estaba acostada en su cama viendo el partido de la Selección Colombia; no sintió la presencia de su atacante, que apuntó a la cabeza con una pistola 9 milímetros automática y le disparó.

De acuerdo con la esposa de la víctima, ella quedó paralizada segundos después del asesinato de su ser querido, pero recalcó en la entrevista a los investigadores de la Sijín que fijó su atención en la cara del asesino, por lo que estaba en condiciones de describirlo y reconocerlo. Así lo demostró el 13 de julio, en diligencias de reconocimiento fotográfico llevadas a cabo en dependencias policiales. Allí señaló a Pabón Vásquez entre varias fotografías de posibles determinadores.

VENTA Y COMPRA DE ARMAS

Con todo este posible material probatorio en manos de las autoridades, solo les restaba esperar a los investigadores que las interceptaciones a los números telefónicos rindieran frutos, para así poder recopilar más evidencias .

El 16 de julio quedó registrada una llamada que delata cómo se manejan las transacciones de venta y compra de armas en el bajo mundo en Barranquilla y su área metropolitana; la conversación de alias Ganzúa o Javiercito y un hombre identificado como ‘Jairo’, evidencia, según la Fiscalía, cómo los perpetradores del crimen de barrios se deshacen del arma utilizada contra el líder social.

Ganzúa: Vendí el ‘chocorito’ ese. (Refiriéndose al arma de fuego)

Alias Jairo: ¿En cuánto?

G: Nojoda todavía no sé, hice un negocio raro… estoy esperando al amigo (vendedor) mío a que me diga si perdí o gané.

J: Estás esperando ¿a quién?

G: Al amiguito mío pa’ donde yo venía.

J: ¿Te fue a hacer el negocio él?

G: No, ya lo hicimos, pero es que él hizo un negocio raro, no sé cómo lo cazó, no sé, por lo pronto tengo un palo aquí (1 millón de pesos).

J: ¿Me vas a regalar algo de ahí?

G: Nojoda ey, si con esta plata no puedo inventar, tú sabes que tengo que comprar otra vaina… sabes que esa es la plata compadre.

J: Y entonces… ¿tú por qué dices que falta la plata de este ‘man’?

G: Yo no sé, Yo no sé, lo que me digan ya te digo.

J: Y entonces qué vas a hacer, si te sobra me regalas algo, alguna vaina, que mañana estoy de cumpleaños.

G: Joda ey no sé, porque es que tenía otra vaina, tenía un plan B, había una vaina pa’ hacer mañana y ya no tengo herramientas, voy a ver si voy en la noche adonde estos pelaos a ver qué tienen por allá.

“Su señoría en esta conversación interceptada entre Pabón Vásquez y un sujeto identificado como ‘Jairo’, el primero le manifiesta al segundo que vendió el ‘chocorito’, obviamente esta palabra es usada como lenguaje figurado para referirse a que vendió el arma de fuego”, puntualizó el fiscal encargado en la audiencia. “Se tiene igualmente una interceptación telefónica del 21 de julio de una conversación entre Pabón Vásquez y su motociclista, alias Jeffry, en la que se percibe el acuerdo para comprar un arma de fuego y cometer un nuevo hecho criminal”, añadió el fiscal ante el togado.

Alias Ganzúa: Aló

Alias Jefrrey: ¿Ey qué, cómo vas?

G: ¿Tienes muchas deudas, que tienes de recepcionista a tu mamá?

Jeffrey: Es que pensé que era otra persona que discutí con él y no quería hablar con él.

G: ¿No tienes en el identificador mi número?

Jeffrey: Nada, ahorita este número lo voy a guardar, ajá.

¿Vamos a ver la vaina esa hoy, qué?

G: Yo estuve hablando con el vendedor, y él no viene hoy, él estaba preguntándome que cuál calibre es esa vaina?, que parece de 7 milímetros.

Jeffrey: No, esos manes supuestamente dizque es 9 milímetros, no sé.

G: Eso parece de 7, porque yo le mandé una foto del que tiene Jairo y me dijo que era 7 milímetros. Mira Jeffrey, párame bolas, yo de esa vaina no sé, él vendedor no va a venir sino dentro de 2 semanas, ellos por acá tienen un Rugert (pistola automática 9mm), ese ‘chócoro’, ahí en el precio que lo están vendiendo está barato, uno dos, (millón doscientos), ¿si me entiendes?, a mí me gusta el ‘chocorito’ ese y todo, y tú sabes, pero pa’ qué vamos a comprar otra vaina de esas, si nos la venden dañada, si me entiendes lo que te quiero decir.

Jeffrey: Ajá yo pensé lo mismo, ajá, que tú me llamaste y yo dije ajá todo bien, yo dije mejor, para que ajá, uno ir a la fija, y no ‘enhuesarse’.

G: Ajá, pero Jay (vendedor) no va a venir, él tenía pensado llegar el fin de semana, pero no le dieron permiso porque está recién llegado adonde está. Entonces mira lo que vamos a hacer, el ‘pelao’ que vende Rugert que te estoy diciendo es de Villa San Pedro, 1.2 millones lo vende el ‘pelao’, está bueno, está espectacular el ‘chocoro’ ese, pero faltan los 200.000 pesos, voy a ver dónde los levanto ahora, si hago lo que voy a hacer, yo los pongo.

Jeffrey: Mmmmmmm…

G: Y lo compramos enseguida, ¿si ves?

Jeffrey: Si tú me das moral, pagó.

G: De todas maneras es Rugert compae, y Rugert es Rugert.

INFORMANTES DENTRO DE LAS AUTORIDADES

En la lista de audios presentada al juez de garantías, el fiscal resalta uno donde conversan nuevamente alias Ganzúa y el sujeto identificado por los investigadores como ‘Jairo’, allí el sicario le manifiesta a su compinche que teme de una orden judicial en su contra, y que alguien de las autoridades se lo confirmó a un pariente cercano. “Pabón Vásquez manifiesta temor de que haya una orden de captura contra él y admite tácitamente haber cometido el asesinato de Luis Barrios Machado”, manifestó el fiscal antes de reproducir la interceptación en la diligencia judicial.

Alias Ganzúa: Ahora que me levanté mi mamá me dio una noticia que me dejó bien cabezón.

‘Jairo’: Ajá…

G: Imagínate que la llamó la sobrina mía, la hija de Wilder, que el papá le había dicho que qué había hecho yo

J: ¿Por qué?

G: Porque dizque tengo una orden de captura de hace unos días.

J: ¿Y por qué?

G: Yo no sé.

J: Y, ¿por qué no han venido a buscarte?

G: No sé, imagino que estarán tramitando la orden de captura.

J: ¿Por qué no dijiste? Debe haber una forma de hablar con Wilder para que él te diga qué es. Vamos mañana y yo te acompaño.

G: Al mediodía podemos ir que él está allí.

J: Que te diga de una vez

G: Es que él me manda a preguntar que qué he hecho yo, porque me salió una orden de captura, que me salió apenitas, apenitas en estos días.

J: Y tú no has hecho más una v**** ¿aparte de la vaina esa ah?

G: Ajá exacto.

J: Nojoda ¿cule vaina ah?

G: Me imagino que deben estar tramitando el allanamiento, porque esa ‘maricadita’ siempre se demora, me imagino que como se mete el fin de semana uno no sabe, de pronto ya lo tramitaron hoy, tú sabes cómo es.

J: No, de todas maneras hay que ir y saber todas las vainas como son.

Ganzúa: ‘Aro’, él tiene que saber, porque él tiene amigos allá adentro y él sabe y tú sabes cómo es la película con él.

SICARIOS ACORRALADOS

El abonado telefónico suministrado por el informante cercano a alias Ganzúa y a alias Jeffrey, no solo sirvió para interceptarlo y escuchar todas las conversaciones de los antisociales, sino que fue utilizado para que el delegado de la Fiscalía ordenara ante un juez constitucional, una ‘búsqueda selectiva en base de datos’. “Este procedimiento no es otra cosa que solicitar a las compañías de telefonía móvil que nos indiquen la trayectoria del usuario el día del crimen, esto se logra por la ubicación geográfica en celdas, la conexión del teléfono con las antenas telefónicas de la zona, y es así como logramos establecer que él teléfono de alias Jeffrey se encontraba el día 3 de julio, a mediodía, en el municipio de Palmar de Varela, lo que quiere decir, que tal como lo anticiparon las fuentes, este estaba en el lugar donde se cometió el crimen”.

Gracias a esta información recopilada por el ente acusador, se pudo materializar la detención por orden judicial de Javier Pabón Vásquez, Jeffrey Jesús Madera Maldonado y Manuel José Silvera Manjarrez, uno delos autores intelectuales.

Alias Ganzúa y Madera Maldonado, en audiencia ante el togado, aceptaron los cargos por homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego por el crimen del 3 de julio. Ese día, mientras todos los ojos de la nación estaban puestos en el Otkrytie Arena de Moscú, donde la Selección Colombia jugaba contra el combinado de Inglaterra, los antisociales aprovecharon la distracción en el pueblo para cometer el acto de sangre. El 3 de julio la alegría de los palmarinos quedó en silencio, no solo por la derrota deportiva y eliminación de nuestra Selección, sino por la muerte del líder al que las balas acallaron su voz por denunciar el microtráfico en su comunidad.