¿Qué Pasa?

Te vas a dejar matar: la frasecita que delató a los secuestradores de Villa Campestre

En entrevista con EL HERALDO, Rubén Carboné Atencia cuenta cómo se salvó de ser secuestrado por tres hombres, dos de ellos vestidos de policías, en Villa Campestre.

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Tres días después de que lo intentaran secuestrar, al comerciante Rubén Carboné Atencia, de 38 años, todavía se le cortan las palabras para contar lo vivido. “Mi esposa gritando, la gente gritando que me estaban atracando, que querían llevarse la camioneta. Eso fue… No quiero ni recordarlo”, aseguró en entrevista telefónica con EL HERALDO.

El fallido plagio sucedió hacia las 8:30 de la mañana del viernes en el barrio Villa Campestre, jurisdicción del municipio Puerto Colombia, al norte de Barranquilla.

Los videos grabados por trabajadores y habitantes de la zona muestran cómo tres delincuentes, dos con chalecos de la Sijín, interceptaron a Carboné después de que salió del conjunto residencial donde vive, a bordo de su camioneta, junto con su esposa e hijas.

P. ¿Cómo están usted y su familia?

R. Mi familia y yo estamos nerviosos todavía. Fue un susto ni para contarlo. Las autoridades están pendientes, el Gaula y la Sijín me han llamado. Están avanzando en la investigación.

P. ¿Qué fue lo que pasó el viernes cuando intentan retenerlo?

R. Yo iba saliendo del conjunto y giro, doy la vuelta, cuando es que veo los sujetos que se bajan y me dicen que me baje del carro. Entonces les pregunto por qué y me dicen que me baje, me abren la puerta y me dicen que tienen una orden. Y yo: ¿Una orden de qué? No, una orden. Y yo: ¿Una orden de qué? Ahí empezamos a discutir. Yo les dije: aquí está mi cédula, repórtala y mira para ver que estás equivocado. Me dice: no, bájese. Y me obliga a bajar. Entonces cuando llega otro sujeto de blanco, me dice que si me voy a dejar matar. Ahí empezó la historia, mi esposa gritando, la gente gritando que me estaban atracando, que querían llevarse la camioneta y cuestiones así. Eso fue… No quiero ni recordarlo.

P. ¿Usted iba con su esposa y sus dos hijas?

R. Sí.

P. ¿Le alcanzaron a robar? ¿Le pidieron algo?

R. El reloj mío se perdió y un dinero que tenía en la cartera la esposa mía. Fue lo único. De la plata nos dimos cuenta cuando llegamos a la casa, a lo último.

P. ¿En días anteriores o después del viernes lo llamaron, lo amenazaron, recibió mensajes?

R. No, no, nada de eso. No tengo amenaza ni nada. Yo he sido un joven que anda jugando, divirtiéndose mucho en las canchas, en el trabajo, con la familia.

P. ¿Alguna vez había sido víctima de atraco?

R. Ya me habían atracado, pero me habían quitado el teléfono, saliendo de una cancha de fútbol. Pero no puse ni denuncia. Era un domingo en la tarde.

P. ¿Fue hace mucho?

R. Hace unos cuatro meses, por ahí.

P. ¿Alguna vez lo habían intentado secuestrar?

R. No, no, nunca.

P. Regresando al viernes. ¿Por qué se da cuenta que esos hombres no eran policías en realidad? ¿Por qué desconfía de ellos?

R. Cuando ellos dicen que tienen una orden. Yo les pregunto qué orden, qué demanda o qué. Y les muestro mi cédula, repórtala y te das cuenta que no, que estás equivocado. Entonces ellos me bajan con fuerza y después el otro, de camisa blanca, es el que me saca una pistola plateada y hace uso de la fuerza. Ahí ya desconfío de cómo hablaba el muchacho.

P. ¿Cómo hablaba?

R. O sea, así: Te vas a dejar matar.

P. ¿Eran dos con chalecos de la Sijín y uno sin chaleco?

R. Sí.

P. ¿Alguna vez los había visto?

R. No, nunca. Ni los reconozco porque del susto ni los recuerdo. Es más, me preguntaban si eran chalecos de la Policía y yo ni eso, imagínese, del susto que tenía.

P. ¿A usted alcanzaron a esposarlo?

R. En un brazo.

P. ¿Nunca había visto ese carro por ahí, rondando?

R. No, no, para qué. Usted sabe que por aquí pasan muchos carros y los vigilantes dicen que no, que nunca lo habían visto. Ellos están pendientes, porque aquí en el conjunto hay concejales, pero no, yo nunca lo había visto.

P. La Policía reportó que usted ese día iba a realizar unos movimientos financieros

R. Yo digo que hasta de pronto se equivocarían conmigo, no sé. O, de pronto, me querían hacer el paseo millonario; o me querían quitar la plata, cosas así. Usted sabe cómo está la situación, hoy en día. Es más, por aquí al día siguiente atracaron a una señora y le quitaron el teléfono. Constantemente se ven esos atracos por acá, pero no así como conmigo.

P. ¿Entonces usted sí tenía dinero y haría unas diligencias financieras?

R. Sí, iba a hacer unos pagos y unas consignaciones.

P. ¿Es cierto que quisieron meterlo en el baúl del auto?

R. No, no, en el baúl no. En la parte de atrás, después fue que me dijeron que se iban a llevar la camioneta. Entonces, como no me dejé, dijeron: entonces móntalo atrás. Pero empezamos a forcejear.

P. Y la gente le ayudó

R. Sí, la gente comenzó a gritar: ¡Cójanlo, cójanlo! ¡Cómo así! ¡Hey, hey, déjenlo! Ahí es cuando me voy para atrás y empiezo a gritar que me están robando, secuestrando y ellos se van, como se ve en los videos.