Aspecto de una movilización masiva para la defensa de los derechos de la mujer.
Aspecto de una movilización masiva para la defensa de los derechos de la mujer.EFE
¿Qué Pasa?

El agónico calvario de 18 días que vivió una víctima de intento de feminicidio

La víctima logró huir y puso en conocimiento de los hechos a las autoridades.

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Una mañana de diciembre de 2022, Juliana* tomó la decisión de viajar desde Neiva (Huila) hasta la capital del país para conocer a José Antonio Barba, una persona con la que había comenzado a entablar conversaciones en redes sociales, que rápidamente se convirtieron en un intercambio de halagos que acabó por cautivar a la mujer hasta el punto de querer conocer a su cautivador interlocutor en persona. 

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Él se presentó como un analista de nómina que trabajaba en Bogotá desde 18 años atrás. Ella lo describe como un hombre que utilizó la ternura y la atención como la manera para acercarse, sin sospechar que esas palabras amables serían la llave que abrirían las puertas de un infierno que perduró por 18 días consecutivos. 

De 25 años, la joven estudiante de ingeniería de Alimentos se sintió atraída por quien se mostraba como una buena persona, juiciosa y con ‘metas claras en la vida’. Así comenzaron a hablar y rápidamente fluyó el interés entre ambos. “Hasta ese momento ningún hombre me había tratado con tanto cariño”, confesó posteriormente. 

El viaje se definió para el 15 de diciembre y Juliana* arribó a la capital del país para cumplir dos sueños en uno: conocer Bogotá y encontrarse con Barba Riaño, quien la recogió a su llegada a la ciudad y luego la llevó al barrio Las Cruces, en la localidad de Santa Fe. 

“No me pareció bonito, pero igual lo que buscaba era una buena persona, no había viajado por interés”, señala. 

Aunque todo marchó con normalidad durante los primeros días, la historia comenzó a tomar un tono gris cuando, en medio de una compra de los víveres, fue insultada por el sujeto. “Yo no soy muy buena cocinando y entonces él se puso histérico, me decía que lo estaba humillando, que era una inútil, una imbécil. Al llegar a la casa me pegó en el rostro por primera vez”, explicó.

Los ataques por parte del sujeto continuaron y cuando la noche de Navidad llegó, las heridas hacían que Juliana* se viera irreconocible, con heridas en su rostro y buena parte del cuerpo. 

"Me decía amor y luego volvía a golpearme"

Era tal el nivel de agresión, que por momentos él mismo decidía curar las heridas, comprar medicamentos y posteriormente volvía a torturarla. La sangre y los gritos se disimularon por la víctima que comenzó a usar gafas. No pensaba en escapar, hasta que un momento de lucidez le hizo ver la realidad de lo que sucedía.

“Él está loco, yo no puedo entender por qué actuaba así”, relata Juliana* en el recorderis de lo vivido, que fue entregado a la Fiscalía General de la Nación. 

Amenazada, la mujer debía servir como esclava a la voluntad del sujeto. Así hasta el punto de alejarse de sus amigos y conocidos en Neiva, con quienes perdió contacto al notar que su agresor, José Antonio Barba, se infiltraba en sus redes sociales para ver con quién hablaba. 

“Todos los días le rogaba que me dejara de pegar, pero antes lo hacía con más fuerza usando un celular. Tuve mis labios destrozados, me mordía las piernas y los brazos y me lastimaba en el abdomen. Muchas veces tuve dificultades para respirar y dormía con la boca abierta”, recordó.

Entonces, un momento de lucidez le permitió planificar su huida. 

Esclavitud y escape

“Yo parecía enferma por todos los golpes que él me daba. Me decía que no salía a la calle porque me quería cuidar, ya que me veía enferma y pálida, entonces un día dijo que quería que montáramos bicicleta con un amigo”. Esa era la oportunidad. Entonces menciona:

“La noche anterior le alisté el uniforme y lo levanté a las 5:50 de la mañana”. Y entonces hubo más golpes. “Me golpeó porque lo desperté cinco minutos tarde. Me dijo que me iba a dar un puño por cada minuto que se había retrasado, quedé irreconocible”. 

Huyó apenas pudo salir de la casa y se dirigió a un Comando de Atención Inmediata, donde recibió auxilio para su regreso a Neiva. “Fue como volver a nacer después de 18 días”, relató.

Al parecer, el sujeto ya tenía antecedentes de agresiones físicas. Ante la denuncia impuesta por la víctima, el sujeto fue capturado por investigadores del CTI de la Fiscalía. Un fiscal lo presentó ante un juez de control de garantías y le imputó el delito de tentativa de feminicidio. 

Aunque no aceptó cargos, el sujeto deberá cumplir medida preventiva de aseguramiento en centro carcelario. 

Su víctima, cuyo nombre fue cambiado por seguridad, concluyó diciendo: “Por favor, si alguien más ha sido su víctima, denuncie. Si sale de la cárcel, puede dañar a más mujeres”.