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Don Juan Casanova: el truco para encontrar el punto G

¿Qué tan fácil es encontrar el punto G? Don Juan Responde

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Parece que fuera un tesoro per­dido en el fondo del mar de las pasiones. Por eso las manos de los hombres, inquietas y ca­lientes, lo buscan por todos la­dos. Adentro, afuera.

También en libros y material didác­tico en internet. Son muchas las re­ferencias que tienen, en especial que puede hacer estallar de placer las va­ginas de sus amantes, con orgasmos tan placenteros como inolvidables.

Es el Punto G. Los libros dicen que está a unos pocos centímetros de la en­trada de la vagina. Hacia arriba. Y en­señan cómo llegar a él, pero parece que muchos no han podido encontrarlo, a juzgar por las decenas de correos en los que me consultan por la ubicación.

Pues bien, hoy me daré a la tarea de que, de una vez por todas, lo encuen­tren y le brinden a sus parejas ese placer indescriptible. Anoten.

Lo primero que deben hacer es no afanarse por encontrarlo. Parece contradictorio, pero háganme caso. El afán solo trae cansancio y decep­ciones en el sexo. Cálmense. Déjense llevar por la pasión y alarguen cuanto más puedan el preámbulo de besos y caricias en otras zonas.

¿Para qué? Pues sencillo, es más fácil llegar al Punto G si ella está lo suficiente lubricada. Una vez esto ocurra, tiéndela bocarriba, con las piernas juntas y un poco inclinadas, como a la altura de tu pecho si estás delante de ella. Luego, introduce ape­nas las dos primeras falanges de los dedos medio y anular de tu mano más diestra. Una vez adentro, masajea con sutilidad. Sentirás en la yema de tus dedos que la zona se irá corrugan­do un poco. ¡Eureka! Ese es el tesoro.

Bueno, no saques tus dedos. Sigue masajeando en forma circular hasta que ella te diga que pares. No lo hagas, porque en realidad lo que desean es que sigas. ¿Quieres que tenga un squirt? Pues empieza a mover los dedos como si le dijeras ‘ven, ven’... y ella llegará.

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